Día 1:Bcn-Miami-Tallahasse

8 de agosto de 2.012

Hoy ha sido un día de grandes exigencias. Era el primer día de nuestro viaje y se nos ha ido un poco la cabeza. Aunque sobre el papel, no parecía tanta locura meterse un viaje de 2 horas de avión entre Barcelona-Paris, otro de 9 horas entre Paris y Miami, y rematarlo con un viaje en coche de 8 horas y media entre Miami y Tallahasse.Todo ello aderezado con 2 horas y media de cola en el control de pasaportes, 1 hora de cola para recoger el coche 1 hora de caravana para salir de Miami, y la trasnochadora caravana a la altura de Jacksonville.

Está claro que la idea de que nuestro día de hoy tendría 30 horas, hizo que nos creciéramos en demasía. Pero no pasa nada. Lo hemos conseguido. Esta noche somos jóvenes, vamos a quemar el mundo y brillaremos más que el sol. Y aún, quedan energías para hacer un blog. Y sin meterme nada más que Doctor Peeper.

Sobre las 6:50 despegamos y amanecía con este sol que nos acompañaría unas 20 horas.

Air France es la mejor comañía con la que hemos viajado hasta ahora, tanto por amabilidad, entretenimiento y oferta de comida y de bebidas gratuitas, incluyendo cerveza y licores.

Empezamos con un desayuno muy francés.

Llegamos a París.

Se anuncian los ágapes que se nos ofrecerán en el vuelo a Miami.

Este es el Boing que nos trasladaría a tierras de John Wayne.

Cada asiento disponía de su propia pantalla, con innumerables películas, series, videos, juegos, etcétera. Durante el viaje me vi la de Battleship, Chronicles y un episodio de Larry David, Curb your enthusiasm.

La felicidad del nuevo viaje.

Adiós, France.

El avión tenía una cámara en el morro, y podíamos sintonizar la imagen cuando quisiéramos.

Empieza la fiesta.

Los menús, venían bastantes completos. Montse incluso se atrevió con el vino, como si de un menú de tasca se tratara.

La merienda.

Pasamos por encima de las Bahamas.

Hemos detectado un yate, que bien podría ser Dexter deshaciéndose de algún cadáver.

Miami Beach y Miami.

Y pisamos suelo americano.

Tras las agotadoras colas del control de pasaportes y la cola para recoger el coche, por fin estamos preparados para ponernos en marcha.
Resulta que no tenían el Dogde Charger que habíamos encargado, y nos ofrecen un Nissan o este Ford Taurus. No tenemos más remedio queaceptar el trato, y nos quedamos con el Ford, ya que es más americano.

El coche no está nada mal, pero claro, echamos de menos un Cadillac.

Lo peor de este coche es que te pita cuando superas las 75 millas por hora. Y por lo visto, no se puede desactivar. Vaya tela.

La anécdota del día, es que Florida está infestada por una especie de cucarachas gigantes con pinzas, y cuando hemos parado a echar gasolina, se nos echaban encima sonando como carracas. Era asqueroso. Nosotros corriendo, escapando de ellas, y la gente del lugar, que debe estar acostumbrada, nos miraba con rareza.

Y por fin, sobre las dos de la madrugada, hemos llegado a Tallahasse, como si fuésemos dos zombies de Walking Death. Hemos tenido que llegar hasta allí, porque ya teníamos reservado el hotel, un Days Inn.

Y así acaba este agotador día.