sábado, 11 de agosto de 2012

Día 4: Dallas - Albuquerque

11 de agosto de 2012

Hoy nos hemos metido una pechá de kilómetros; unos 1.000. Nos hemos levantado temprano, hemos bajado al diminuto habitáculo que los del hotel han habilitado como salón de desayunos, hemos cogido un café y una magdalena sorteando a la gente, y nos hemos ido dirección Albuquerque.
Por el camino, a parte de Wichita Falls, nos hemos encontrado con infinidad de ranchos y pozos de petroleo.



Como siempre que paramos a echar gasolina, hemos entrado a la tienda a ver lo que ofrecía. Para nosotros, estas tiendas, son como museos. La colorida máquina de Freezees, parece dibujada por Picasso.


La oferta de Hot Dogs es un auténtico dilema. Te gustaría probarlos todos y no sabes por donde empezar. Afortunadamente, aún nos duraba el efecto de la magdalena, y hemos resistido la tentación.


Pero a los donuts, ya no me pude resistir.


En Vernon hemos parado en un area de descanso.


Pero no hemos tenido valor de quedarnos mucho tiempo cuando hemos visto el aviso de que pueden haber serpientes de cascabel.



Un tren de mercancias.


Al llegar a Amarillo, un pueblo de Texas, hemos parado a comer en un restaurante llamado "The big Texas ranch" 



Es muy famoso por aquí porque salió en un episodio de un programa de cocina de Estados Unidos. También lo vimos en un programa de esos de españoles por el mundo.



Hay un reto que consiste en comerse un filete de 72 onzas (unos 2 kilos) en menos de 1 hora. Si lo haces, te sale gratis. Si no, lo pagas. El tio bestia que tiene el record, se lo consiguió comer en 8 minutos. Pero a parte del filete, hay que comerse la guarnición, que consiste en patata asada, ensalada, y un pimiento picante gigante.




Nosotros no hemos intentado el reto, y nos hemos comido una mariconada de 8 onzas (unos 200 gramos)



No ha quedado nada, eso sí.


Debajo de esa cabeza de res y esos marcadores, es donde está la mesa en la que se sientan a comer los que intentan el reto.


El restaurante es toda una atracción turística llena de diversión.



Ese coche debe ser el que reparte los encargos.




Un amable señor se ofreció a fotografiarnos. Aquí hay mucha gente que te pide sacarte fotos, pero casi nadie se molesta en encuadrar la foto.


Texas es de los pocos estados, en los que se ven más banderas del estado, que del país.




Bonito hotel frente al restaurante.




Dios bendiga Texas.


Cerquita de allí, está el Cadillac Ranch.


Es un monumento que crearon unos artistas en el 1.974 para representar la edad de oro de Estados Unidos a través de las distintas evoluciones de los Cadillacs.


La gente se lleva sus propios botes de graffiti para pintarlos. Luego los dejan allí tirados, y los demás llegamos, y con la poca pintura que queda en los botes, hacemos la gracieta de pintarlos también. No sé por qué, pero es divertido.




Ahí los tenemos. 10 Cadillacs clavados en la arena. 38 años que tienen. Creo que antiguamente estaban ubicados en otro lugar, pero en 1.997, los trasladaron aquí para que no estuviesen tan cerca de la ciudad.


Por fin dimos con un caballero que encuadró bien la foto.


La visita es muy fugaz, porque el calor que hace ahí es infernal.


La gente va y viene constantemente. Todos hacemos lo mismo. Llegamos ahí, lo miramos con admiración, buscamos un bote con pintura, ponemos nuestro nombre o nuestro país, tiramos el bote, hacemos 4 fotos, y nos vamos de allí corriendo mientas exclamamos: "Joder, que calor" Duración de la visita: 5 minutos. 



Este coche lo clavaría también en la arena. No hemos hecho ni 3.000 kilómetros, y ya ha salido un aviso de que hay que cambiar el aceite urgentemente. Aún no sabemos si ignorar el aviso y quemar el motor, o acercarnos a alguna sucursal de Dollar en Albuquerque y probar suerte a ver si encontramos a alguien que nos solucione el inconveniente.


Ya decía que hacía calor. 108 grados Farenheit. Unos 42,5 Centígrados. Y con un clima más seco que el de Madrid.


Y un estado nuevo.


Entramos en Mountain Time Zone. O sea, que tenemos que retrasar el reloj una hora. Ahora tenemos 8 horas menos que en España. Viajando hacia el oeste, estas cosas se agradecen. Veremos cuando viajemos hacia el este y empiecen a quitarnos horas.




Esta carretera, la Interestatal 40, sustituye varios tramos de la antigua Ruta 66. Esta línea recta que se ve en la foto, ha durado 300 kilómetros.


Por fin hemos llegado a Albuquerque. El hotel, un Super 8.La hora que hemos atrasado en el reloj, nos va a venir bien para dormir una hora más y recobrar energías.


2 comentarios:

  1. intensos 5 minutos de visita a los cadillac.. jajaja

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    1. Jajaja, muy intensos. El calor era horroroso. Pero la verdad es que me impresionó

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